La ronda de Oncostellae nos está trayendo (y no es la primera vez) un curioso fenómeno: inversores que nos preguntan por qué una empresa tan potente está ofreciendo la posibilidad de entrar en su capital a una valoración tan baja.
Los éxitos invisibles de la biotecnología española
Un artículo de opinión de Daniel Oliver, director de Capital Cell
La ronda de Oncostellae nos está trayendo (y no es la primera vez) un curioso fenómeno: inversores que nos preguntan por qué una empresa tan potente está ofreciendo la posibilidad de entrar en su capital a una valoración tan baja.
El feedback de algunos de nuestros inversores es, en suma, que esta oportunidad parece demasiado buena. Es una empresa con dos productos en fases clínicas en mercados enormes y mal cubiertos, liderada por un equipo emprendedor con varios «exits» multimillonarios, con la reinversión de varios fondos especializados, y a una valoración realmente competitiva. Los conocedores del sector están reaccionando con entusiasmo, y en esta ronda ya han participado dueños de empresas farmacéuticas, CEOs de empresas biotecnológicas de éxito, o ex-altos cargos de organismos regulatorios médicos, por ejemplo.
Aclaremos en primer lugar que hay muy buenas razones para financiarse en Capital Cell (comunidad de inversores especialistas, rapidez, mennor impacto en la gobernanza, etc…); la pregunta es por qué uno de los emprendedores con más éxito de España no tiene a la mitad de los inversores de España haciendo cola para entrar en un proyecto que, además, está funcionando muy bien.
Hay muchos factores, por supuesto, pero en gran parte podemos agradecerlo a una bizarra característica del ecosistema emprendedor español: a pesar de los espectaculares éxitos de las startups biotecnológias, su visibilidad sigue siendo prácticamente nula. Casi podría decirse que, según los medios especializados y los grandes inversores del sector tecnológico, las startups biotecnológicas y sus «exits» de récord no existen.
¿No me creen? Una búsqueda en Google de los términos «mayores exits startups españa» o «venta startups tecnológicas españa» devuelve multitud de ránkings, «top tens» y clasificaciones de ventas millonarias de startups, generalmente lideradas por Idealista, Wallbox y Glovo. Y todos estos listados tienen una cosa en común: ignoran por completo la existencia de las startups de salud.
Así, operaciones como las de Advance Medical (€300M), Sanifit (€1000M), Oryzon (€15+500M) o StatDx (€150M) no aparecen en estos ránkings, que en cambio si incluyen empresas de alta tecnología como Wallbox (ingeniería de recarga eléctrica) o Alienvault (ciberseguridad). ¿Por qué? La razón principal parece ser, lisa y llanamente, el desconocimiento. Por ejemplo, el Observatorio Bankinter (referente a nivel nacional, y fuente de los datos de muchos de estos ránkings) rechaza incluir empresas biotecnológicas en sus estudios. Como consecuencia, las biotechs están olímpicamente ausentes en los informes anuales como los de El Referente o Business Insider.
Así, a pesar de que en el «top 10» de mayores ventas de startups en España debería haber al menos un 30% de empresas biotecnológicas, éstas siguen sin tener apenas visibilidad para el gran público, y la inversión en biotech sigue mayoritariamente reservada a inversores entendidos o especialistas.
Como muestra: esta gráfica, realizada por nuestros colegas de StartupXplore, tuvo muchísma difusión tras la operación de Idealista a finales de 2020, y refleja la visión mayoritaria sobre los mayores «exits» de España: ausencia total de startups de salud. Aún teniendo en cuenta que en esots datos de 2020 faltan operaciones TIC de los últimos dos años (Adamo, Rastreator, Wallbox), al biotech le sigue tocando una posición muy dominante en este ránking.
Es así como uno de los emprendedores más exitosos de España, Julio Castro (co-fundador de Oncostellae), con 3 «exits» en su historial (al menos 1 de ellos entre el top 10), es un completo desconocido para los inversores profesionales y aficionados del país. Por contraste, se hace difícil imaginar que pudiese pasar desapercibida la ronda de inversión de una empresa fundada por un emprendedor de currículum comparable (Lucas Carné, Oscar Pierre o Bernat Farrero, por poner algún ejemplo)… y todavía más complicado que la ofreciesen con una valoración tan competitiva.
Y no será, desde luego, porque los inversores biotech no estén ganando dinero: es uno de los sectores con más inversión de capital riesgo del mundo, y uno de los más rentables. Inveready, por ejemplo, cerró su anterior fondo con un multiplicador de 5 en la cartera Biotech; también la cartera de inversión de Capital Cell está mostrando muy buenos síntomas (a pesar de que la mayoría de nuestro portfolio tiene 2 años o menos, su valor multiplicativo a cierre de Nov. 2022 era de x2,98).
Creemos que la conclusión es clara: la mayoría de inversores están prestando menos atención de la que deberían al sector Biotech. Para los que sí estamos invirtiendo en este sector, esto quiere decir mejores valoraciones y la oportunidad de entrar en empresas más maduras – al menos durante unos cuantos años.