Se trata de un arte más que de una ciencia, eso sí, de un arte al alcance de todos. Aunque al principio nos sentiremos como si estuviéramos delante de un precipicio rodeados de ráfagas de viento imposibles, aprenderemos a descifrar los puntos clave que hay que tener en cuenta al evaluar la valoración de una empresa que justo empieza a arrancar su negocio.

La valoración pre-money de una empresa es lo que vale antes de cerrar una ronda de inversión; por lo tanto, la valoración post-money es la suma de la valoración pre-money más la nueva inversión.

La valoración pre-money determina el porcentaje de participaciones que un inversor recibe a cambio de su inversión. Por ejemplo, para una inversión de 500.000€, una valoración pre-money de 2M€ daría al inversor una participación del 20% en la empresa (500.000€ de un valor final de 2,5M€); este porcentaje se reduce alrededor del 14% si la valoración pre-money fuese de 3M€ (500.000€ de un valor final de 3,5M€).

A su vez, el porcentaje de participaciones que tengas de la empresa determinará el tamaño de la rentabilidad que podrías obtener más adelante en el caso de una salida. Cuantas más participaciones puedas vender en el futuro, mayor será el rendimiento que consigas. Por lo tanto, el objetivo del inversor será maximizar su porcentaje de participaciones por una cantidad determinada de inversión, mientras que para el empresario su objetivo será minimizar tanto como pueda el porcentaje que cederá al inversor a cambio de su dinero.

¿Por qué es tan complicado evaluar la valoración pre-money de una empresa? Datos, números, trayectoria… en una startup, lo más normal es que esta información no exista todavía o sea muy superficial, lo que pone las cosas difíciles al inversor a la hora de tomar una decisión informada sobre las perspectivas futuras de la empresa. Pero empecemos por los casos más sencillos en los que la empresa ya factura.

Para empresas con facturación

En este caso, el inversor tiene dos formas de tomar una decisión a la hora de valorar una empresa.

Flujo de caja descontado: el análisis del flujo de caja descontado (DCF) determina la valoración pre-money de una empresa según el dinero que se espera que gane en el futuro. Para eso, se tiene en cuenta el flujo de caja actual para predecir el futuro, por lo que este método no es fiable en el contexto de las primeras etapas de una empresa que todavía no tiene ingresos.

Método First Chicago: este método de valoración combina el método por comparativa (más abajo) y el DCF y proporciona tres escenarios posibles (pesimista, realista, optimista) que son ponderados por el inversor en función de la probabilidad de que sucedan. Finalmente, la valoración final es la suma ponderada de probabilidades de los tres escenarios.

➝ ¿Quieres saber cómo evaluar la valoración de una empresa que todavía no factura o justo empieza a hacerlo? Aquí tienes toda la información.