Las cifras que publican varias instituciones de inversión (y las de Capital Cell) son claras: el porcentaje de mujeres en el mundo de la inversión sigue siendo muy bajo.
En 2024, la inversión femenina en el Reino Unido pasó del 24% al 27%, la media de la UE se mantuvo entre el 11% y el 24%, y la inversión de los fondos de capital riesgo (“VC”) en empresas dirigidas por mujeres siguió cercana al 3%.
Así, por enésimo año consecutivo, el 50% de la población representa aproximadamente una quinta parte de la inversión, y recibe una quincuagésima parte (1/50) del capital riesgo.
Cuando organizaciones como EBAN (European Business Angels Network) fijan sus objetivos de inversión femenina en un 30% para 2030, cabe preguntarse por qué no el 50%. Parecería justo, ¿no?
Las raíces de la injusta distribución del acceso a las finanzas y al poder no son difíciles de establecer: es un círculo vicioso tan obvio, de hecho, que incluso un pedazo de sílice como ChatGPT puede entenderlo:

Naturalmente, el problema es más complejo y tiene su origen en injusticias de género históricas. Por ejemplo: las mujeres norteamericanas no pudieron lograr préstamos sin un cofirmante masculino hasta 1974, y las europeas no pudieron abrir una cuenta bancaria sin el permiso de su marido hasta 1958 (Alemania), 1965 (Francia), 1975 (Reino Unido) o 1985 (Suiza). Las mujeres son unas recién llegadas al mundo de las finanzas.
Analicemos este círculo vicioso en cada uno de sus 5 pasos: (1) quién asigna dinero, (2) quién recibe dinero, (3) quién gana dinero, (4) quién es un psicópata, (5) quién da dinero a sus coleguis.
1) Los hombres deciden dónde va el dinero
Aunque las empresas de capital riesgo en Salud tienen el mayor porcentaje de mujeres en puestos de liderazgo (un mísero 13%), el 92% de los inversores son hombres, y los hombres deciden, mayoritariamente, dónde van los cientos de miles de millones de dólares que los VCs invierten cada año.
Esta parte del argumento no tiene mucha discusión:
- El 56% de los empleados de banco en USA son mujeres, pero sólo 10 de sus 1900 bancos tienen mujeres como CEO.
- A nivel mundial, solo el 5% de los CEOs de empresas financieras son mujeres.
- Presencia femenina en los consejos de administración de los principales bancos de Alemania (2022): 14,4%
- Puestos de inversión sénior ocupados por mujeres en 2024 en Europa: 14% (10% en 2023).
El porcentaje de hombres en puestos clave del mundo corporativo y financiero es abrumador, y hay pocas dudas sobre qué género tiene el poder financiero en nuestra sociedad.
En resumen, los hombres son los que deciden quién accede al dinero.
2) Las mujeres reciben menos dinero
Incluso en países relativamente avanzados en materia de igualdad de género como Francia o Alemania, las mujeres fundan alrededor del 30% de las startups, pero reciben solo el 2-4% de la inversión de VC. En el sector salud, sólo 2.000 de los 86.000 millones de dólares invertidos a nivel mundial en 2022 se destinaron a empresas fundadas por mujeres.
La falta de inversión en empresas lideradas por mujeres tiene mayor impacto en la salud femenina. Maven Clinic, dirigida por Katherine Ryder, se convirtió en el primer unicornio de la salud femenina en 2021; sin embargo, empresas como Elvie, que levantó 97 millones de dólares para dispositivos de salud femenina, siguen siendo más bien la excepción.
Una parte de la explicación puede ser que gran parte de la inversión de los VCs va a unas pocas mega-rondas para grandes startups, y estas están lideradas casi exclusivamente por hombres: solo el 5% de los unicornios tecnológicos (empresas valoradas en 1.000 millones de dólares o más) tienen una directora ejecutiva.
3) Los hombres se embolsan los beneficios
La mayoría de Business Angels, así como muchos VCs tecnológicos, nacieron de emprendedores que lograron una venta super-millonaria de su startup; en otras palabras, de alguien que ganó dinero gracias a que tuvo inversión de un Business Angel o de un VC.
Inversores como Steven Arless (vendió CryoCath a Medtronic por 400 millones de dólares) o Sir Christopher Evans (vendió Biovex a Amgen por 1.000 millones de dólares), o fondos como Andreessen Horowitz, (42.000 millones de dólares, fundado por el creador de Netscape) o Ysios Capital (creado por J. Jean-Mairet, que vendió Glycart Technologies a Roche por 180 millones de dólares), son ejemplos de fundadores de startups que se hicieron ricos y se convirtieron en inversores… y el 92% de estos emprendedores exitosos son hombres.
Por lo tanto, la mayoría de las personas que lideran la inversión en startups (y que por tanto se embolsan las ganancias) son hombres: las mujeres no tienen las mismas oportunidades de hacerse increíblemente ricas.
4) Los CEOs y líderes financieros tienden a ser psicópatas
Suena alarmante… pero parece que es cierto: un porcentaje anormalmente alto de personas clave en la toma de decisiones en nuestra sociedad exhiben rasgos psicopáticos.
En 2012, la periodista financiera Sherree DeCovny publicó el artículo “Tu vecino el psicópata financiero” en la revista CFA. DeCovny cita estudios del psicólogo canadiense Dr. Robert Hare, que indican que, mientras que el 1% de la población general exhibe rasgos psicopáticos, se estima que la prevalencia en la industria financiera es de alrededor del 10%.
Pero cuidado: si bien tendemos a asociar “psicópata” con “criminal”, esto no es necesariamente cierto. Los rasgos psicopáticos incluyen carisma, decisión, estabilidad emocional o ambición, y esos no son tan malos si quieres ser un CEO, un atleta de élite o una estrella del rock.
* (En un sentido más amplio, la “psicopatía” sería lo contrario de la “empatía”: una falta general de conexión con otras personas y una tendencia a priorizar el logro de tus objetivos por encima de todo lo demás).
Como seguramente ya sospechas, los hombres son mucho más propensos a ser psicópatas que las mujeres. Los estudios muestran que aproximadamente el 1.2% de los hombres adultos y el 0.3%-0.7% de las mujeres adultas exhiben niveles clínicamente significativos de rasgos psicopáticos.
En otras palabras, cuando un socio masculino de un VC está hablando con un CEO masculino, la probabilidad de que ambos sean psicópatas es 100 veces mayor que si ambos fueran mujeres. No está mal, ¿no?
5) La gente invierte en los que son como ellos
Este es un factor claro de desequilibrio del sistema, y se llama sesgo homofílico. En resumen, las personas tendemos a confiar (e invertir en) personas como nosotros, y esto es complicado de evitar ya que al parecer nuestros cerebros están programados para actuar de esta manera.
Un estudio de 2020 mostraba que cuando una mujer presenta su empresa a inversores masculinos, recibe un 60% menos de financiación que sus homólogos masculinos (en la misma línea, pero en un debate completamente diferente, el 77% de los fundadores financiados por inversores de capital riesgo estadounidenses son blancos).
Otro estudio de la Universidad de Stanford muestra que los inversores masculinos tienden a hacer preguntas positivas a los emprendedores masculinos (“¿Qué hitos de valor conseguirás?”), mientras que las emprendedoras tienden a recibir preguntas sobre los peligros (“¿Cómo evitarás quedarte sin dinero?”).
En suma: un sistema dirigido en su mayoría por hombres blancos, de mediana edad, con tendencia a invertir en los que son como ellos, con el resultado de perpetuarse a sí mismo.

El camino hacia el 50%
Todo eso suena un poco horrible… Pero un círculo vicioso tiene, de hecho, algo bueno. Los círculos también refuerzan factores positivos, y esto es a lo que debemos aspirar; de hecho, dos de estos factores, sobre todo, ya están invirtiendo la dirección del círculo:
Las obligaciones legales de diversidad de género, vigentes en muchos países, harán entrar a más mujeres en puestos clave de la industria. Los resultados hasta ahora quizá no sean todo lo contundentes que podrían ser, pero inevitablemente llevarán más mujeres a las juntas directivas y os puestos senior, aunque sea con lentitud.
Imitar la cultura masculina está permitiendo a las mujeres (y a todo tipo de rebeldes) entrar en posiciones de poder. Después de todo, actuar “como un hombre de negocios” no es particularmente complicado, y cualquiera puede hacerlo. Si bien no apoyamos la adopción generalizada del sesgo homofílico, imitar los rasgos de quienes están en el poder es tan antiguo como el mundo mismo: ¿cuántos de vosotros se ponen un vestido elegante o una corbata para trabajar, o para ir a entrevistas de trabajo?
Y, por supuesto, muchos otros factores también están dando resultados positivos, grandes o pequeños: la educación financiera, los clubs de inversión femeninos (como Femmes Business Angels en Francia o WA4Steam en España), las subvenciones (como Women in Innovation del Reino Unido), etc.
Todos estos esfuerzos son esenciales, y pronto veremos los resultados positivos de inyectar sangre nueva en el mundo del poder de Los De Siempre. Veremos más diversidad en la innovación, soluciones sanitarias más integrales y, en última instancia, un mercado que refleje las necesidades y el potencial de toda la población.
El camino hacia ese 50% puede ser largo, pero trabajar en esa dirección es simplemente inteligente. Y satisfactorio, también.

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